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Traducción y comercio exterior III. Por qué a veces las traducciones no salen bien.

Traducción y comercio exterior (III)

Por qué a veces las traducciones no salen bien

 

¡Más vale tarde que nunca! He tardado en publicar este artículo porque, afortunadamente, muchos clientes están confiando en mí y me tienen bien ocupada. Lo primero es lo primero, así que hay que entregar los encargos antes de ponerse a escribir.

Hoy, por fin, retomo esta serie sobre traducción y comercio exterior con el último artículo y quizá el más práctico: cómo evitar los problemas de traducción en los documentos que utilizamos en actividades de importación, exportación e internacionalización.

Problemas de traducción

Problemas de organización. Trabajamos en casa, pero no estamos solos.

Muchos traductores tenemos la oficina en casa, es un hecho. Y no, no trabajamos en pijama. Bueno, a veces. Sin embargo, y gracias a la tecnología, esto no es un impedimento para sentirnos parte de tu equipo. Muchos problemas de traducción se producen por falta de comunicación.

Si hay una palabra que guste a un traductor, es la palabra contexto. Traducir sin contexto es como hablarle a una pared: no sirve para nada. Por eso necesitamos que nos des información sobre el texto que quieres traducir, los destinatarios de la traducción o en qué formato se va a publicar, por ejemplo. Así nos aseguraremos de que la traducción es adecuada y cumple su objetivo.

Además, no te sorprendas si un traductor te hace preguntas. Recuerda que no somos diccionarios y que, por muy especializados que estemos en un campo, tú conoces tu empresa, tu producto o tus servicios mejor que nadie. Déjanos formar parte de tu equipo.

Problemas lingüísticos. Los errores ortográficos no están de moda, aunque Google los acepte.

Así es. Google tiene en cuenta que hay gente que busca términos con errores ortográficos, pero eso no quiere decir que debas ponerlos en cualquier texto relacionado con tu empresa. En primer lugar, porque da mala imagen; tu público puede percibirte como una empresa poco profesional, descuidada, que no presta atención a los detalles (muy importantes para ganar la confianza de tus posibles clientes). En segundo lugar, porque pueden dar lugar a errores de comprensión y de traducción.

Lo mismo ocurre con las comas mal puestas o las tildes mal usadas. En este artículo sobre ortografía en las redes sociales tienes algunos ejemplos que quizá te resulten familiares.

Errores en apariencia insignificantes pueden cambiar el significado de una frase por completo.

Aunque nos gusten mucho, conviene evitar los juegos de palabras en textos que vayan a traducirse, porque no siempre es fácil reproducirlos en el idioma de destino.

Los párrafos excesivamente largos, con muchas frases subordinadas, también pueden ocasionar problemas de traducción. Recuerda: lo bueno, si breve, dos veces bueno.

Problemas culturales. Allá donde fueres, haz lo que vieres.

Siempre insistimos en que hay que tener en cuenta la cultura de destino para presentar textos que se perciban como originales y no como traducciones.

Esto hace que, a veces, tengamos que cambiar ciertas referencias culturales por otras o incluso omitirlas.

Las empresas que exportan sus productos o que se establecen en otros países pueden tener grandes conflictos con sus socios locales o incluso con sus empleados si no tienen en cuenta las diferencias culturales.

Hace unos años me encontré con uno de estos casos en una revisión de una traducción. En un manual para empleados de una empresa norteamericana se hablaba de que estaba prohibido “engaging in solicitation and distribution activities”. El traductor entendió que estaba prohibido “ejercer la prostitución”, cuando lo que estaba prohibido era la venta directa de cosméticos, lotería o mantecados para sacar dinero para el viaje de fin de curso de tu hijo en horario de trabajo. Como en España no era algo muy habitual, el traductor no cayó en que en Estados Unidos sí era algo frecuente.

Dentro de los problemas culturales también encontramos las referencias religiosas, números y colores que puedan tener un significado de buena o mala suerte o referencias a personajes históricos con mejor o peor imagen en el país de destino, por ejemplo.

¿Cómo evitar meter la pata?

Para evitar problemas lingüísticos y culturales en tu estrategia internacional, mi consejo es bien sencillo: antes de empezar, rodéate de profesionales expertos en tus países de destino, haz un buen estudio de mercado para saber exactamente a qué público debes dirigirte e identifica qué cambios debes realizar en tus productos y servicios para que tengan mejor cabida en esos países.

En cuanto a la redacción y traducción de los textos, cuida los detalles, evita todo aquello que pueda causar confusión, conflicto o burla en tus países de destino y cuenta siempre con traductores nativos con experiencia en tu campo.

Espero que, aunque tarde, este tercer y último artículo sobre traducción y comercio exterior te haya resultado interesante. ¿Tienes dudas? ¿Necesitas ampliar algún punto? Mándame un correo.

¡Hasta la próxima entrada!

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