La traducción automática y las recetas de cocina
¿Recuerdas tus vacaciones por Escocia?
Acantilados que quitan el hipo, castillos en los que rememorar acontecimientos históricos y el olor a tierra mojada tras las primeras lluvias de la mañana.
Imagino que usaste el traductor automático de tu móvil para traducir la carta de ese pub tan molón que te recomendó la dueña del apartamento en el que te hospedaste y, aunque la traducción no era perfecta, te sirvió para hacerte una idea de lo que ibas a comer.
Como te gusta la cocina, decidiste comprarte un libro de recetas tradicionales escocesas para reproducirlas en casa. El libro solo estaba en inglés, pero bueno, para eso está la traducción automática, ¿no?
No exactamente.
Este año, con motivo del Día Mundial del Turismo, te traigo un ejemplo de traducción automática de recetas de cocina.
Siguiendo con nuestra historia, he optado por un plato tradicional escocés, Haggis, neeps and tatties.
Aquí tienes la traducción, recién sacada del horno del traductor de Google, y después encontrarás mi análisis.
La traducción de la receta
Los ingredientes
La gastronomía tiene mucho de cultura y tradición. Por este motivo, a veces es difícil utilizar los mismos ingredientes que en la receta original, simplemente porque no los tenemos en nuestro país.
Estos son los errores e imprecisiones en la traducción de los ingredientes:
El haggis
El haggis es una masa de carne compuesta de asaduras de oveja mezclada con cebolla picada, harina de avena, especias y hierbas. En mi opinión, este tipo de receta debería explicar qué es el haggis y ofrecer algún equivalente por si no encontramos esta mezcla en nuestro país.
En una carnicería española, si pides haggis te van a mirar raro, así que solo te queda ir a una tienda de productos británicos, a ver si hay suerte.
En cambio, si la receta incluye ingredientes alternativos, aunque no sean exactamente los mismos, podrás cocinar este plato en casa.
En este caso, creo que bastaría con explicar qué es el haggis, ya que en España también comemos asaduras de oveja y de otros animales.
Esto es algo habitual en las traducciones automáticas, ya que se limitan a traducir lo que hay en el texto. Y nada más. Los traductores humanos vemos más allá del texto, y siempre tenemos presente al usuario. Por tanto, si vemos que hay que añadir alguna explicación, lo consultamos con el cliente, que tendrá la última decisión.
Aunque en este caso no se traduciría, también es habitual que en las traducciones automáticas se cuelen términos sin traducir.
El sueco
Esto es una traducción literal, literalísima. Swede = sueco.
Sin embargo, swede en inglés también es un nabo sueco, lo que nosotros conocemos más como colinabo.
El pomo de mantequilla
En gastronomía, las unidades de medida son una pesadilla. Además de las conversiones de pesos y líquidos, nos encontramos con las medidas tradicionales como tazas, cucharadas, cucharaditas, puñados, pizcas o, como dicen en Málaga, mititillas (aunque no creo que eso salga en una receta). ¿Cuánto es un puñado si tu mano es como la de Dwayne Johnson?
Un knob de mantequilla, evidentemente, no es un pomo. Es lo que nosotros llamamos una nuez de mantequilla.
La ortotipografía
800g debería ser 800 g. En herramientas como el traductor de Google, no se tiene en cuenta el formato del texto y se reproduce el del original. Así que, si en el original está mal (como es el caso), en la traducción también saldrá mal.
La preparación (o el método, como dice la traducción)
A simple vista, la traducción no parece estar muy mal.
Se entiende y puedes seguir los pasos, aunque las imprecisiones, desde el punto de vista lingüístico, son evidentes:
- Tiempos verbales: ¿infinitivo? ¿Imperativo?
- Tratamiento: ¿tú? ¿usted?
- Uso de anglicismos que habría que marcar en cursiva: whisky, haggis
El error más grave lo encontramos, de nuevo, con el sueco en este fragmento:
Pelar y cortar las patatas y el nabo y cocinar por separado hasta que ambos estén blandos. Tritura las patatas con la leche, la mantequilla y los condimentos. Haz lo mismo con el sueco pero sin la leche.
Como ya he comentado, swede es colinabo. Lo más curioso es que la primera vez que aparece en este fragmento, Google lo tradujo bastante bien (nabo), pero la segunda vez vuelve a aparecer nuestro amigo el sueco.
Aquí tenemos otra diferencia con los traductores humanos: nosotros revisamos nuestras traducciones y a veces se pasan a un segundo traductor para que las revise.
Conclusión: todo depende de la finalidad de la traducción
En traducción, la finalidad de la traducción es clave. Veamos con qué fines podríamos traducir esta receta.
Traducción interna: la traduces para uso personal.
Traducción gastronómica: la traducción se va a publicar en un libro de recetas.
Traducción comercial: tienes un restaurante o una tienda de productos británicos y has recopilado algunas recetas en un pequeño libro con el que quieres obsequiar a tus clientes y fidelizarlos.
Es evidente que esta traducción automática sin poseditar solo nos serviría para el primer caso. E incluso así, necesitaríamos alguna ayuda para asegurarnos de entender bien los ingredientes y la preparación.
En los otros dos, necesitamos que un traductor profesional posedite esta traducción, es decir, que la revise y que corrija todos los errores e imprecisiones, ya que tal y como está no está lista para su publicación. Es más, si se publica tal cual está, nos haría más mal que bien.
Además, un traductor profesional va a trabajar con más cosas que solo el texto que tiene para traducir. Tendrá en cuenta las imágenes, el contexto y la finalidad de la traducción.
Mi conclusión es simple:
¿La traducción automática es útil? Sí.
¿La traducción automática es útil para todo? No.
Antes de utilizar un servicio de traducción automática, piensa bien qué uso vas a hacer de esa traducción, porque quizá no baste con darle a un botón que ponga “Traducir”. En ese caso, escríbeme y hablamos.
¡Hasta la próxima entrada!