La revisión, una fase indispensable
Revisa tus traducciones y evita sorpresas desagradables
Tecnología. Innovación. Eficacia. Eficiencia. Rentabilidad. Métricas. Conversión.
Estas son algunas de las palabras que han revolucionado prácticamente todos los sectores en la última década, y el sector de la traducción no ha sido una excepción.
Sin embargo, conseguir una traducción de calidad es mucho más sencillo de lo que nos pensamos.
Vivimos en un mundo tan competitivo que queremos ser los primeros en todo, pero, como dice el refrán, las prisas no son buenas consejeras.
Vamos a verlo con un ejemplo muy sencillo.
Hace unos días, una compañera traductora me pidió presupuesto para revisar una traducción de una página web de inglés a español de España que le había mandado un cliente.
Eché un vistazo al texto y, a priori, no me pareció que estuviera excesivamente mal. Había cosas que pulir, pero pensé que no sería un trabajo muy complicado.
Sin embargo, el cliente no aceptó el presupuesto, pues no veía necesario pagar por este servicio.
Mi compañera le comentó las ventajas de revisar la traducción antes de publicar la web en español y parece que fue muy convincente, porque al final el cliente accedió.
Así que me puse a revisar, y estos fueron algunos de los errores que encontré:
- Uso incoherente de ‘usted’ y ‘tú’. El texto empezaba por ‘usted’, luego cambiaba a ‘tú’ y en las últimas páginas volvía a ‘usted’.
- Errores ortográficos, tildes inexistentes y mayúsculas innecesarias.
- Topónimos mal traducidos y en otros casos, aunque no estaban mal, se había utilizado la forma más habitual en América latina.
- Texto poco fluido y atractivo. Aunque se trate de una web para un producto tecnológico, no olvidemos que la web es nuestro escaparate virtual, así que también es importante crear textos atractivos.
- Uso incorrecto de las formas verbales.
- Errores de traducción graves, como traducir partner como ‘pareja’ y no como ‘socio’.
Tras ver el texto y los cambios, mi compañera y yo llegamos a la conclusión de que este trabajo no lo había hecho un traductor profesional. El lenguaje técnico no estaba del todo mal, pero había signos evidentes de que esa persona no contaba con los conocimientos lingüísticos necesarios para hacer una buena traducción.
¿Te imaginas qué habría ocurrido si se hubiera publicado sin revisar?
Al final, mi compañera quedó muy contenta con mi trabajo y espero que su cliente también.
Esta historia nos enseña un par de lecciones importantes:
- En muchas empresas, la traducción se considera una tarea secundaria que puede hacer cualquier empleado. Trabaja con traductores profesionales y deja que tus empleados se dediquen a tareas más productivas y que seguramente les resulten más agradables.
- El propósito de la revisión (y de la corrección, en el caso de textos monolingües) no es encontrar errores, sino asegurarse de que el texto que se va a publicar va a cumplir su función y no va a poner a la empresa en un brete. Aunque creas que está bien, más vale prevenir que curar.
No te dejes aconsejar por las prisas. Dedica a cada tarea el tiempo que merece y no tomes atajos. ¿Necesitas ayuda para revisar tus traducciones? Escríbeme.
¡Hasta la próxima entrada!