Dando puntadas

Cómo adaptar las marcas gastronómicas a otros países

De pequeña era muy mala para comer. Era la típica niña a la que se le hacía bola la comida, odiaba las legumbres y tardaba horas en comer.

Hoy, disfruto probando cosas y cocinando, aunque nunca me verás en Masterchef.

Sin embargo, sí me gusta leer sobre gastronomía, porque es un campo que te abre la puerta a diversas disciplinas, como ciencia, historia, cultura y también lingüística.

Tengo el honor de tener esta reedición de El cocinero español y la perfecta cocinera, considerado como el primer libro de cocina malagueño y cuya primera edición se publicó en 1867.

Este libro es un reflejo de las costumbres de la época y del lenguaje del siglo XIX, con fragmentos como este:

Extracto del libro El cocinero español y la perfecta cocinera.

Marcas gastronómicas y creatividad

Seguro que en los lineales del supermercado te has sorprendido con nombres como El tío las papas, Pijo, Envidia cochina o Malafollá.

Sin embargo, hay que tener mucho cuidado con la creatividad porque, además de cachondeo, puedes producir el efecto contrario en tu público objetivo.

En gastronomía, un producto nos atrae por su aspecto, su textura, su aroma… pero también por las palabras que usamos para describirlo o para darle un nombre.

Además de los aspectos formales (nombre, símbolo, diseño, etc.), una marca también está definida por lo que representa para la propia empresa y para el público. Si tu empresa y tu público objetivo no percibís la marca de la misma manera, algo falla. Y ese algo puede ser, entre otras cosas, el nombre.

Los nombres de marca se exportan

Hace un tiempo te hablé de las traducciones de cartas de restaurante y de cómo una mala traducción puede perjudicar la imagen de estos establecimientos. Hoy te quiero hablar de la traducción de nombres de marcas de productos gastronómicos.

Cualquier producto que se venda en otro país tiene que estar adaptado al idioma y a la cultura de destino. En gastronomía, no solo adaptamos el envase, los ingredientes o el uso del producto (como cuando tomábamos cava solo en el postre y ahora cada vez se toma más como aperitivo); a veces también tenemos que adaptar el nombre de la marca.

A la hora de hacerlo, debes tener en cuenta estos aspectos:

  1. Investiga si tu nombre original puede evocar algún concepto confuso o conflictivo en otros países. En los ejemplos anteriores, puede que pijo no signifique nada en Italia. En ese caso, adelante, sigue con el mismo nombre, a menos que te interese cambiarlo por algo que pueda conectar más con tus futuros clientes.
  2. Si tienes que cambiar el nombre, evita que se pueda relacionar con un aspecto religioso, histórico, racial, étnico o social de los países que te interesen. Tampoco caigas en tópicos que ya estén muy manidos (Brasil es mucho más que fútbol y samba, igual que nosotros somos mucho más que flamenco y sangría).
  3. Ten cuidado con las denominaciones de origen. No puedes vender un producto en otro país mencionando una denominación de origen a la que tu producto no pertenece. La verdad siempre acaba saliendo a la luz.

Junto con tu asesor en exportación, los traductores podemos ayudarte a evitar conflictos culturales para que tu marca entre con buen pie en otros países. ¿Hablamos?

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